¡Namaste!
La clase del jueves 13 de noviembre no pude asistir ya que estaba a un día del viaje que haría a Mazunte, Oaxaca, y quedaban muchos pendientes por resolver, sin embargo me tomé la tarea de preguntar lo que se había hecho en esta clase y esto fue lo que me comentaron:
"En este día tuvimos una actividad
en la que no logramos obtener los resultados que esperábamos. Se trató de
recrear la producción de cultivos de una comunidad y habían varias comunidades
en donde cada una seleccionaba el producto que iba a sembrar para tener sus
cosechas una vez que se acababa el tiempo. Pero eso no era todo, existían
problemáticas que afectaban la producción y por lo tanto ninguno de los grupos
logro tener mas de 3 años de vida."
Esta actividad me hizo reflexionar con respecto a lo que sucede en el mundo, en cómo muchas ocasiones uno lucha por lograr algo ya sea personal o profesionalmente pero las cosas no suceden como nosotros queremos y no porque algo esté mal en nosotros sino por factores externos que no están bajo nuestro control.
Cuando las cosas no suceden como queremos no debemos desistir, el cambio no es espontáneo, es como una flor, necesitas regarla y tenerle paciencia hasta que de frutos, todas aquellas personas que se dan por vencidas son las que deben de prepararse más en su interior para que no suelten la toalla desde un comienzo.
Así también pasa con las organizaciones que tienen bien planteado lo que quieren lograr en un futuro pero no todo se logra alcanzar, igual que con ciertas comunidades que empieza con algún proyecto y no lo finiquita por X o Y razón.
Muchas veces la sociedad en la que nos encontramos no ayuda a poder desarrollarnos como queramos y eso no implica que debemos ser negativos sino que nosotros mismos ir creando las condiciones adecuadas para llevar a cabo nuestros propósitos.
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